sábado, 30 de junio de 2018

El Toro

     Salgo al porche de mi casa con una taza de té en la mano. Mientras entretengo la mirada con el piso, un vecino pasa por la vereda mirándome con cara de "aestelefaltanalgunospatitosenlafila".
     Mi hermano mayor, junto con el "Toro salvaje de las pampas" alias Jerónimo, mi vecino (cuenta la leyenda del barrio que tan solo mostrando el puño, hizo que un ladrón, que portaba un arma, lo dejara en paz, cuando intentaba robarle su camión), están volviendo a casa. Vienen en mi camioneta que compré para que mis olvidados pesos no pierdan aún más valor. Habían ido a comprar algo, hacer un mandado, un trámite, no tengo la menor idea, pero sé que hay un salvavidas azul dentro de la camioneta y estoy esperando por él.
     Cuando llegan, y una vez dentro de la casa, los interrogo al respecto de mi salvavidas. Se miran y no entienden qué quiero. Me dan las llaves de la camioneta como respuesta. Les digo que no es lo que busco, que quiero mi salvavidas. Se vuelven a mirar. Parece que se pasan información con la mirada, agarran las llaves y vuelven a salir.
     Al rato están de nuevo en la casa. Nuevamente los interrogo. Nada. Me dan las llaves.
     Cansado, salgo afuera a buscarlo por mí mismo. No encuentro la camioneta.

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