sábado, 23 de junio de 2018

Cerebro electricista

     Escenario: Casa de mi madre/ Casa de padres de un amigo/ Mi casa.
     El piso de madera lo es todo, el lugar varía según los recuerdos/pensamientos.
     La madre de mi amigo pregunta quién había lustrado el piso. Lo miro y no lo veo lustrado. Se lo digo. Vuelvo a mirarlo. Ahora está lustrado.
     Confundido busco prender la luz de la habitación para asegurarme de no estar siendo engañado. El interruptor de la luz no hace nada. Pregunto si no está cortada la luz. Nadie sabe.
     Empiezo a buscar el disyuntor o la térmica de la casa. No lo encuentro por ningún lado.
     Un televisor portátil de otra época se enciende mostrando una pantalla a rayas y por arte de magia, se activa la luz del resto de la casa.
     Mi hermana menor se acuerda de todo. Me dice que mi madre tiene programada la energía de la casa para que se prenda con dicho televisor, el cual a su vez, funciona con una celda foto-sensible.
     En palabras cristianas: Sólo hay electricidad en la casa cuando no hay luz solar.

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