sábado, 7 de septiembre de 2019

Lo dijo William Morris

     "He descubierto que mi memoria está sujeta, en muchas oportunidades, a lo que parece ser una especie de 'iluminación' o 'inspiración'. Así cuando he fijado mi mente en uno, digamos, de los incidentes de este capítulo, la escena ha comenzado a desplegarse, tal vez lentamente al principio pero luego rápida y claramente. Meditando sobre esto por un tiempo, he levantado mi pluma y comenzado a escribir; luego, con gran sorpresa de mi parte, las conversaciones, enterradas u ocultas durante mucho tiempo en mi memoria, han vuelto a mí a veces en su totalidad, a veces palabra por palabra, como quien dice. No, no sólo las palabras, sino los tonos, las pausas y los gestos de la persona que hablaba".

jueves, 25 de julio de 2019

Mi hija

     En medio de una discusión con mi mujer, decido tirarme a una pileta para no seguir enojándome inútilmente. De la bronca apenas atino a revolear las zapatillas antes de zambullirme, por lo que la primera reacción de la doña a mi escape, es enojarse aún más, por haberme mojado toda la ropa, con celular y billetera incluidos. El enojo deriva en sonrisa cuando mi hijita corre hacia mí y se tira también.
     La pequeña tiene en la boca un palito que le pasa de lado a lado, adornado como con unas plumitas. Costumbre de la familia de mi dueña, de algún pueblo del centro de África. Y hablando de la familia, están mirándome con cara de desaprobación mientras jugueteo y baño en la pileta a la niña que no para de reir.
     El lugar tiene reminiscencias con la casa de mi abuelo, que tenía pileta, por lo que la siguiente imagen es mi abuelo.
     Acabo de despertar y alguien está diciéndome que toda la noche el viejo estuvo tratando de comunicarse conmigo. Parece que para comunicarse tenía que resolver acertijos de una aplicación y ese mismo programa te codificaba lo que querías comunicar, por lo que luego de hacer todo el proceso una y otra vez, y resolver una importante cantidad de acertijos, ningún mensaje me había llegado, y claro, estaba a las puteadas por todo el tiempo perdido.

jueves, 13 de junio de 2019

Sueño siestero

     Estoy manejando un auto desde mi ya anticuado celular. Desconozco cómo puede soportar tal aplicación, siendo que apenas corre "wasá". Como sea, lo hace, aunque obviamente que con sus desperfectos. Pantalla limitada, "lag", "packet loss", etc. Con lo que, siendo un auto real, imagino que estoy rompiendo varias normas de tránsito a la vez. Eso si no me llevo por delante algún peatón u otro auto.
     En fin, la parte en que veo con pánico el horroroso movimiento del coche dura poco, por suerte, y ahora estoy dentro del mismo, y al volante está mi padre. Estamos en Vietnam, y ahora el que rompe las reglas es él. Total, que en mi país nadie respeta nada, y por costumbre mi padre tiende a no respetarlas tampoco en aquel país de pequeños humanos y de habla extraña.
     En eso, llegamos a un sector de la ruta en el que parece que algo está pasando. Hay vallas, multitud de gente marchando hacia un lugar específico, y soldados vietnamitas vestidos cual guerrilleros salidos de los laberínticos túneles Cu Chi. Mi viejo, como es de esperar, arranca a los bocinazos y a las puteadas, sin dejar de apretar el acelerador. Por lo que en breve estamos del otro lado de las vallas.
     De alguna forma, logro salir del auto antes que los soldados nos agarren, por lo que sólo atrapan a mi padre, al cual suben a una lancha (pese a que no hay río y sólo hay asfalto) y se lo llevan por donde vinimos.
     Desde donde quedo parado, al lado del auto, a mi derecha están las vallas, con un grupo de gente que mira. A la izquierda y al frente hay otro grupo de gente, que pareciera estar en silencio, o al menos eso creo yo. Mientras que detrás mío, es como si terminara el universo de mi sueño y pudiera vislumbrar retazos de mi habitación. Veo toda una pared blanca, con fotos que hacen las veces de letras, aunque no llego a leer su significado ya que hay otra cosa que me llama la atención.
     ¿Alguna vez vieron el gato-reloj que mueve una manito al compás del tic-tac? ¿Vieron que también hay algunos gato-reloj que lo que mueven son los ojos? Bueno, era un reloj de ese estilo, pero no era ningún gato, era la foto de una mujer. Era su cara más precisamente, y lo que movía eran los ojos en tres puntos distintos. En vez de ir hacia la derecha y luego hacia la izquierda como el gato, lo hacía hacia arriba, hacia la derecha y nuevamente a su posición inicial. No sé si fue ese extraño movimiento del ojo, o la cara de la mujer, pero quedé hipnotizado por un breve lapso, que sólo fue interrumpido por un "I know you can hear me. Do something about it!"
     Saliendo del lapsus, veo a una mujer, la cual creo haberla visto alguna vez en un bondi o en alguna verdulería, que está del otro lado de las vallas, gritando al grupo de hombres silenciosos. "Ju ar iu talking tu?" es lo primero que me sale por decirle en mi rústico inglés.
     "Don't you see them? Don't you hear them? ¿De verdad no los escuchás? Prestá atención" obtengo por respuesta.
     Vuelvo a mirar al grupo de hombresitos que en un principio creí que estaban en silencio, y empiezo a escuchar un leve murmullo, el cual empieza a subir en volumen hasta que... 

domingo, 28 de abril de 2019

Mundo oscuro

     Veo una cabaña bastante añejada y mal cuidada. Hay alambres de púas a ambos lados de la misma, como dividiendo territorios. Estoy corriendo para poder entrar rápido en ella antes de ser visto por seres indeseables.
     Reminiscencias de unos tiempos menos oscuros me llegan al cerebro y lo inyectan de imágenes e información inconexa. Hay un obispo frente a un altar, de espaldas a donde comúnmente se ubica la audiencia. La Iglesia está a oscuras y no hay feligreses. Tiene entre sus manos una tela bendecida y se la está frotando en sus partes. La manta ahora está emanando una luz verdosa y muy brillante. "El comienzo de la infección" me llega en forma de susurro. "Ese es el padre de tu jefe".
     Aquella cabaña es mi lugar de trabajo y los alambres son para separarnos de la gente infectada. Mi jefe me comenta que por la mañana había visto a uno de los enfermos violar una niña. Sin que me termine de explicar los detalles estoy adentrándome en la zona peligrosa. Estoy dentro de lo que parece haber sido en otra vida la casa de mi abuelo. Hay restos de humanos bajo mantas cual indigentes. Al empezar a subir las escaleras de aquella casa para alcanzar el balcón, donde mi jefe me había señalado el suceso, caigo en la cuenta de mi completa locura. ¿A quién quiero salvar? ¿A un muerto?
     Ahora está mi jefe negociando con un inhumano. El muerto sabe la causa de la infección y promete callarla con la condición de que él se entregue a ellos. Luego de acceder, me da las llaves de la cabaña y se adentra en la oscuridad sin titubear.

domingo, 14 de abril de 2019

Más eclipses de basura

     Estoy en el límite de una ciudad que está situada en el medio de un desierto. Parado en una esquina, contemplando unos rascacielos a mi derecha, veo cómo se mimetizan con una columna de nubes completamente negra, escondiendo así su últimos pisos.
     Del otro lado de la calle que divide la nada de estas estructuras de hormigón creadas por los seres más inteligentes del planeta, hay una estación de servicio olvidada, con esas viejas bombas manuales y un cartel oxidado que reza "No hay Gas oil".
     La columna de nubes color petróleo parece cobrar vida. Empieza a moverse de manera orgásmica, de la manera en que uno, al estar sumergido en el mar, ve moverse la superficie del agua luego del paso de una lancha. Y así como empieza a cobrar vida, empieza a descender con explosiones internas.
     Los restos de una cubierta de auto caen al lado mío. Lo que parecía ser una nube, ahora es una conglomeración de restos de cubiertas, caucho, y desperdicios que uno suele encontrar en las gomerías. Dichos restos no parecen frágiles y mi corporeidad parece estar en peligro, por lo que decido correr hacia la tienda de la estación de servicio en busca de refugio.
     Estando ya dentro, veo cómo se forma un remolino de cubiertas a menos de veinte metros y mi sangre empieza a bombear adrenalina, mucha.
     Lo último que llego a entrever es un avión de caza sobrevolando la zona, a punto de volar por los aires el ya formado tornado, la vieja estación de servicio y mis restos terrenales.