jueves, 25 de julio de 2019

Mi hija

     En medio de una discusión con mi mujer, decido tirarme a una pileta para no seguir enojándome inútilmente. De la bronca apenas atino a revolear las zapatillas antes de zambullirme, por lo que la primera reacción de la doña a mi escape, es enojarse aún más, por haberme mojado toda la ropa, con celular y billetera incluidos. El enojo deriva en sonrisa cuando mi hijita corre hacia mí y se tira también.
     La pequeña tiene en la boca un palito que le pasa de lado a lado, adornado como con unas plumitas. Costumbre de la familia de mi dueña, de algún pueblo del centro de África. Y hablando de la familia, están mirándome con cara de desaprobación mientras jugueteo y baño en la pileta a la niña que no para de reir.
     El lugar tiene reminiscencias con la casa de mi abuelo, que tenía pileta, por lo que la siguiente imagen es mi abuelo.
     Acabo de despertar y alguien está diciéndome que toda la noche el viejo estuvo tratando de comunicarse conmigo. Parece que para comunicarse tenía que resolver acertijos de una aplicación y ese mismo programa te codificaba lo que querías comunicar, por lo que luego de hacer todo el proceso una y otra vez, y resolver una importante cantidad de acertijos, ningún mensaje me había llegado, y claro, estaba a las puteadas por todo el tiempo perdido.