viernes, 3 de agosto de 2018

El Gran Escape

     Hoy es Ramadán y estoy en algún país árabe que lo practica. O se festeja el Yom Kippur y estoy en Israel. O se festeja el Quingming y estoy en China. ¿Hace falta aclarar que no tengo idea donde estoy?
     Tengo hambre y no tengo qué comer debido a que me estoy alojando en un Hotel en dicho país que está apagado. Salgo en busca de alimento. La ciudad parece haber sido construida en una playa. Las manzanas son médanos con construcciones en su interior. En una esquina, empiezo a escarbar como poseído, lo que hace las veces de la puerta de una tienda, que por razones de religión está cerrada. Cuando termino de sacar la arena de la entrada me encuentro con la mirada ¿Enojada? fija de un Cuy. Pienso que se encuentra hibernando, por lo que vuelvo a tapar toda la entrada rápidamente y salgo corriendo asustado de esa calle.
     Cuando me estoy alejando, por fin encuentro otro transeúnte. Pero en vez de ir directo a preguntarle qué se puede hacer en ese día, le paso por al lado caminando y lo asusto con morisquetas. Una vez que capto su atención no llego a preguntarle nada porque él me ataca antes con preguntas sobre un libro. Es un japonés que también está hospedándose en el mismo Hotel y parece culto. Me entretengo hablando con él y le termino prometiendo que le iba a averiguar lo que él andaba buscando.
     Estoy nuevamente en el Hotel junto a Juliette Binoche. Debo estar preguntándole respecto a ese Libro. En medio de la charla tengo un sueño. Veo muchos figuras como de Clemente, el personaje de Caloi, sosteniendo en su boca cuerdas de lo que sería un globo aerostático, que apenas despega de la superficie. Están escapando de alguien o de algún lugar. La huida la hacen por el mar, y muchos Clementitos están debajo del agua sosteniendo esa cuerda. El aerostático no parece elevarse mucho en su armónico trayecto fuera de esas tierras.
     Parece que alguien se les acerca. Hay pánico entre los Clementitos. Es un niño. Cuando aquellas criaturas ya están poniendo cara de derrota, el niño se dirige al que se asemeja al líder y le dice algo al oído. Ahora todos están contentos y el aerostático empieza a elevarse. Todos los seres logran escapar volando con su aparatejo. El niño le había avisado que uno de ellos, que estaba sumergido, se estaba ahogando.
     Salgo de ese trance. Le cuento el sueño a Juliette. Me escucha atentamente todo y me mira con lágrimas en los ojos. Final obvio. Terminamos besándonos.

No hay comentarios.: