domingo, 13 de marzo de 2011

Final

Morgan se quedó mirando sin entender nada.

- No te miento, yo no lo maté -continuaba diciendo aquél anciano- solo lo acompañé a la torre.

Morgan seguía sin entender. Dudaba. Pero todavía no calmaba el machete amenazador.

- Pero... Entonces... ¿Cómo es que cayó?

- Y bueno, esas personas... ¡No merece vivir!

- ¡¿Qué hiciste?!

- Yo solo... le ayudé a enfrentar su destino...

- ¡Entonces sí lo empujaste!

La mano de Morgan aferró más fuerte aún la empuñadura. Hilos de saliva le caían por las comisuras de los labios. Ya no era el gobernador de sus pensamientos.

- Yo no lo maté -repetió una vez más el octagenario- la gravedad lo hizo.

Y aquellas fueron las últimas palabras que logré escuchar de esa conversación. Lo que siguió supongo que lo pueden imaginar.

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